Contexto histórico y geográfico[editar]
Diversos
pueblos convivieron en la etapa final del desarrollo mesoamericano, conocido
arqueológicamente comoPosclásico tardío,
que comprendió de los siglos VIII a XV. En este tiempo la entidad política de
mayor complejidad fueMéxico-Tenochtitlan,
cuyo origen histórico se remonta a una coalición militar conocida como la Triple Alianza,
que vinculó a tres estados emergentes: los mexicas, cuya ciudad capital
fue México-Tenochtitlan,
famosa urbe de su época; los Acolhua con Texcoco como ciudad primordial, considerada el
centro cultural por excelencia; y Tlacopan, que reunió a los sobrevivientes del antiguo
señorío que alguna vez dominó el valle de México. Los aztecas impusieron con astucia
su jerarquía sobre sus aliados, y extendieron su dominio hasta las costas
del océano Pacífico y
del golfo de México.
Adquirieron riqueza y poder a partir de la imposición de un estricto sistema de
tributación, de tal manera que a la llegada de los españoles en los inicios del
siglo XVI, su capital era considerada la urbe más importante y magnificente de
su época. La lengua dominante entre los aliados fue el náhuatl, que se convirtió en la “lingua franca” de
gran parte de Mesoamérica, utilizada para nombrar la geografía del México
antiguo, sustituyendo inclusive las voces de otros ancestrales idiomas. En
cuanto al otro estado indígena, el Imperio Tarasco, conocido también como Purépecha, cuya ciudad
principal fue Tzintzuntzan,
que al final de su periodo histórico funcionó como su capital política, impuso
su dominio militar en una amplia zona que comprendió el centro-norte y
occidente de México. El idioma de este pueblo era el
porhe o tarasco, fundamentalmente diferente al náhuatl y que no se vincula con
ninguna otra lengua del México antiguo.
La
expansión de los mexicas coincidió con el
florecimiento de una tradición ideológica de carácter interétnico que vinculó a
pueblos que hablaban lenguas e idiomas diferentes, Este lenguaje artístico
comunicó historias, deidades y ritos en los que coincidieron ancestrales mitos
y tradiciones.
Ubicación del Imperio
azteca[editar]
Los
aztecas establecieron México Tenochtitlán en
el centro del Valle de México, expandiendo su control hacia ciudades-estado
ubicadas en los actuales estados deMéxico, Veracruz, Puebla, Oaxaca, Guerrero, la costa de Chiapas, Estado de Hidalgo, y parte de Guatemala. El territorio que se conquistó no fue de
un monótono clima, sino que abarcó climas tan variados como el clima polar de
alta montaña hasta los climas cálidos. Hubo una gran variedad de ecosistemas
desde bosques de coníferas, mixtos, caducifolios hasta los ecosistemas cálidos
como lo son las selvas tropicales, desiertos rocosos, selva caducifolia,
manglares, bosque tropical, entre otros.
Desarrollo histórico[editar]
Los
aztecas fueron una tribu de nómadas que fraguaron uno de los imperios más
grandes e importantes de la América precolombina en solo 200 años. Tenían la
mejor tecnología que se podía obtener dadas las condiciones en que vivían como
acueductos, palacios, pirámides y templos que se alzaron como tributo a sus
dioses y como testimonio de poder para la humanidad. Hacia el siglo XIII los
aztecas se asentaron en Chapultepec, desde donde fueron expulsados por una
coalición de enemigos. Luego de ser expulsados constituyeron su asentamiento
definitivo en Tenochtitlan hacia el 1325. Tenochtitlan se transformó en la
principal ciudad de la zona, formando alianza con las ciudades de Acolhuaque y
Tlacopan. Esta alianza logró desarrollar un gran poderío militar. Con Moctezuma
II (1502-1520), los aztecas se habían transformado en uno de los principales
imperios que dominaba un vasto territorio y millones de súbditos.
El
Estado mexica (en náhuatl: Ēxcān Tlahtolōyān), llamado comúnmente Imperio
azteca, fue la formación política mexica derivada del proceso de expansión
territorial del dominio económico de la ciudad-estado México-Tenochtitlan,
que floreció en el siglo XIV en Mesoamérica. Fue encabezado por los mexicas
—también conocidos como aztecas—, un pueblo que, de acuerdo con algunos
documentos históricos como la Tira de la Peregrinación, era originario de un
sitio mítico conocido como Aztlán, al que se suele ubicar fuera de los confines
de Mesoamérica. Sin embargo, parece plausible que los mexicas fueran un pueblo
de tradición cultural netamente mesoamericana y no los descendientes de grupos
chichimecas dedicados a la cacería y la recolección.
Gobierno[editar]
El
Estado mexica fue una teocracia encabezada por el huey-tlatoani, gobernante máximo electo por un
consejo integrado por representantes de los veinte grupos de personas
emparentadas o clanes en que se dividía la sociedad. Cuando el tlatoani, debía
tomar decisiones fundamentales, por ejemplo la declaración de la guerra, deliberaba
con algunos asesores. El más importante fue el Cihuacóatl, quien
colaboraba con él en el gobierno y lo reemplazaba en caso de ausencias. En los
niveles inferiores había muchos funcionarios; entre ellos, los jueces
encargados de vigilar el cumplimiento de las normas y los guardianes de los
depósitos de armas.
Organización política[editar]
La
figura política principal era el tlatoani (tlahtoāni 'orador,
mandatario'), una especie de monarquía hereditaria, de descendencia tolteca,
que gobernaba con un consejo de nobles prominentes. El Huey Tlatoani (huēy
tlahtoāni 'gran mandatario') o Tlacatecuhtli (tlācatēuctli 'señor
de los hombres') era el máximo gobernante. Se le consideraba representante de
los dioses. Otros altos mandatarios eran:
- El
Cihuacóatl era una especie de "co-emperador". Se encargaba de la
administración tributaria, los asuntos religiosos y las apelaciones
judiciales.
- El
Tlacochcálcatl y el Tlacatécatl eran jefes del ejército.
- El
Huitzncahuatlailótlac y el Tizociahuácatl eran jueces principales.
- Un
Tlatoque (tlahtoqueh 'que tiene derecho a hablar/mandar') era
gobernador de una provincia.
- Un
Tecuhtli (tēuctli 'señor') era el juez y supervisor del pago
de tributos en las provincias.
Estructura de dominio[editar]
Los
aztecas y sus aliados establecieron su dominio sobre numerosos pueblos,
especialmente en el centro de México, la región de Guerrero y la costa del
golfo de México, así como algunas zonas de Oaxaca.
Poseían además enclaves en varias posiciones estratégicas en la región de
Tabasco (Xicalanco) y
dominaban la ruta entre el corazón de Mesoamérica y la rica región del Xoconochco —ubicada
en el sur del actual Estado mexicano de Chiapas— que era regida directamente por los mexicas.
Los
mexicas expandieron su control económico, principalmente mediante tributación,
a través de una amplia región del actual centro de México, con excepciones importantes de control
político en altépetl disidentes
o fronterizos. Formalmente, se trataba de un conjunto de dominios inicialmente
regidos de los tres estados integrantes de la Triple Alianza —Texcoco, Tlacopan y México-Tenochtitlan—,
aunque es verdad que los mexicas de Tenochtitlan encabezaron esta confederación
y fueron el estado más expansionista de los tres mencionados. Por otra parte,
los mexicas nunca establecieron un dominio directo sobre los pueblos
conquistados.
Exactamente,
la élite gobernante de la Triple Alianza se apropiaba de la producción de las
otras naciones mesoamericanas mediante la imposición de un tributo, que era fijado de acuerdo con la
especialización económica y geográfica de los dominados y recolectado por
un calpixque, o
recaudador. Los dominadores no impusieron su religión ni su lengua a los
dominados. Aunque es cierto que los estados sometidos no tenían independencia
política total, seguían gobernados por grupos locales. Sólo en algunos casos,
los mexicas establecieron un control militar en ciertos puntos estratégicos de
sus dominios.
El modo
en que los mexicas impusieron su dominio sobre otros pueblos mesoamericanos fue
diverso, no ajustándose a una estructura imperial tradicional como en las
monarquías europeas. Aunque se suele señalar el carácter militar de varias
conquistas mexicas, también establecieron una complicada red de alianzas
matrimoniales con las élites locales para asegurar la lealtad hacia el poder
de México-Tenochtitlan.
Tal fue el caso, por ejemplo, de los zapotecos del istmo de Tehuantepec.
El dominio del Estado mexica en Mesoamérica no fue total. Varios estados
mesoamericanos fueron capaces de resistir el empuje de los tenochcas y sus
aliados, entre ellos los popolocas de Teotitlán del Camino,
los tlapanecos de Yopitzinco,
el señorío
de Metztitlán (norte de Hidalgo), los mixtecos de Tututepec, la confederación Tlaxcalteca y
el estado
tarasco de Michoacán. De sobra es conocido que los tlaxcaltecas
eran enemigos acérrimos de los mexicas, que les habían impuesto la obligación
de participar de la Xochiyáoyotl a cambio de su independencia.
Tampoco debe dejar de mencionarse que los mexicas nunca pudieron derrotar a los
tarascos, y que la presencia de este pueblo impidió la expansión de sus
dominios hacia el occidente.
El fin
del régimen de dominio internacional de los mexicas y sus aliados en
Mesoamérica concluyó con la Conquista española
de México-Tenochtitlan. En este suceso, que se suele tomar como punto final del
desarrollo independiente de la civilización indígena mesoamericana,
participaron no sólo los expedicionarios europeos, sino, decisivamente, sus
aliados indígenas provenientes de numerosas naciones tributarias de la Triple
Alianza que vieron en los recién llegados una oportunidad de poner fin al
dominio tenochca.
Gobernantes mexicas[editar]
Huey Tlatoani es una expresión náhuatl, usada
para denominar a los gobernantes (tlahtoāni 'orador') de México-Tenochtitlan,
Texcoco y Tlacopan quienes ejercían su poder sobre el valle de México. Narra la
tradición que a la muerte del caudillo Tenoch los aztecas consideraron
necesario emular en su organización política y social a los pueblos vecinos de
linaje Tolteca y rogaron al señor de Culhuacán les diera un " huey tlatoani
"Acamapichtli, que quiere decir "el que empuña la caña", hacia
el año 1375 se convirtió en el primer rey de México - Tenochtitlan.
http://es.wikipedia.org/wiki/Imperio_azteca
Civilización aztecas
Moctezuma
II, emperador azteca.
A mediados del siglo XIII d.C., hizo su aparición en el valle de
México un grupo de nómades venidos del norte: los aztecas o mexicas, sin otra
posesión que una voluntad indomable que, en menos de tres siglos, los iba a
convertir en amos supremos de México antiguo. A pesar de haber sido precedidos
por otros pueblos, la llegada de los aztecas, “el pueblo cuyo rostro nadie
conocía” (en el sentido de que nadie sabía exactamente quiénes eran o de dónde
venían) iba a modificar por completo la fisonomía política, no ya sólo de la
región lacustre, sino de toda la zona central y meridional de México.
En 1519, cuando los conquistadores españoles llegaron a sus tierras, los aztecas dominaban ampliamente sobre la mayor parte de México. Su lengua y religión se imponían desde el océano Atlántico hasta el Pacífico, y de las estepas del norte hasta Guatemala. El nombre de su rey, Moctezuma, era adorado o temido de un extremo a otro del reino.
Sus comerciantes recorrían el país con sus caravanas, en todas las direcciones. Sus funcionarios recibían el impuesto en todos los lugares. En las fronteras, sus milicias mantenían controladas a las poblaciones rebeldes. Y en Tenochtitlán (México), su capital, la arquitectura y escultura habían alcanzado niveles extraordinarios, desarrollando el lujo en el vestir, la orfebrería, hasta en la mesa a la hora de alimentarse.
Sin embargo, sus comienzos habían sido oscuros y difíciles. Llegados tardíamente, durante el siglo XIII, a México central, las demás tribus de esa zona los consideraron como unos intrusos, semibárbaros, pobres y sin tierras.
Al arribo de los aztecas, unos 28 estados se repartían la altiplanicie central de México. Pese al gran desarrollo cultural de la región, el equilibrio político era precario, siendo continuamente alterado por la violencia o la intriga.
Enfrentados a este universo, refinado y brutal a la vez, los aztecas padecieron numerosas adversidades. Finalmente, se refugiaron en los islotes de una zona pantanosa al oeste de la gran laguna de Texcoco, en lo que es hoy ciudad de México, al centro sur del país. Según la tradición, en 1325 su dios Huitzilopochtli habló al gran sacerdote Quauhcoatl (serpiente-águila). Le dijo que su templo y su ciudad deberían ser construidos "en medio de los juncos, entre los cañaverales", sobre una isla rocosa donde vieran "un águila que devoraba a una serpiente". Luego de buscar, Quauhcoatl y sus sacerdotes encontraron un águila que sostenía en su pico a una serpiente. Sobre el montículo donde se había posado el ave edificaron una sencilla choza de cañas, primer santuario de Huitzilopochtli y núcleo de la futura ciudad de Tenochtitlán.
La triple alianza
Tras sucesivas aflicciones, en que fueron dominados por otros pueblos, surge la figura de Itzcoatl, el cuarto rey azteca. Este se alió con el heredero legítimo de Texcoco (otra tribu importante de la región), el príncipe Netzahualcoyotl. Luego, estos dos soberanos se unieron con la ciudad de Tlacopán. De ese modo se creó la triple alianza de Tenochtitlán, Texcoco y Tlacopán. Pronto, el papel militar pasó a los aztecas, mientras que Texcoco, bajo el prudente gobierno del rey-poeta Netzahualcoyotl, se transformó en una metrópoli de las artes, la literatura y del derecho. La triple alianza se convirtió, de hecho, en el imperio azteca.
En 1519, cuando los conquistadores españoles llegaron a sus tierras, los aztecas dominaban ampliamente sobre la mayor parte de México. Su lengua y religión se imponían desde el océano Atlántico hasta el Pacífico, y de las estepas del norte hasta Guatemala. El nombre de su rey, Moctezuma, era adorado o temido de un extremo a otro del reino.
Sus comerciantes recorrían el país con sus caravanas, en todas las direcciones. Sus funcionarios recibían el impuesto en todos los lugares. En las fronteras, sus milicias mantenían controladas a las poblaciones rebeldes. Y en Tenochtitlán (México), su capital, la arquitectura y escultura habían alcanzado niveles extraordinarios, desarrollando el lujo en el vestir, la orfebrería, hasta en la mesa a la hora de alimentarse.
Sin embargo, sus comienzos habían sido oscuros y difíciles. Llegados tardíamente, durante el siglo XIII, a México central, las demás tribus de esa zona los consideraron como unos intrusos, semibárbaros, pobres y sin tierras.
Al arribo de los aztecas, unos 28 estados se repartían la altiplanicie central de México. Pese al gran desarrollo cultural de la región, el equilibrio político era precario, siendo continuamente alterado por la violencia o la intriga.
Enfrentados a este universo, refinado y brutal a la vez, los aztecas padecieron numerosas adversidades. Finalmente, se refugiaron en los islotes de una zona pantanosa al oeste de la gran laguna de Texcoco, en lo que es hoy ciudad de México, al centro sur del país. Según la tradición, en 1325 su dios Huitzilopochtli habló al gran sacerdote Quauhcoatl (serpiente-águila). Le dijo que su templo y su ciudad deberían ser construidos "en medio de los juncos, entre los cañaverales", sobre una isla rocosa donde vieran "un águila que devoraba a una serpiente". Luego de buscar, Quauhcoatl y sus sacerdotes encontraron un águila que sostenía en su pico a una serpiente. Sobre el montículo donde se había posado el ave edificaron una sencilla choza de cañas, primer santuario de Huitzilopochtli y núcleo de la futura ciudad de Tenochtitlán.
La triple alianza
Tras sucesivas aflicciones, en que fueron dominados por otros pueblos, surge la figura de Itzcoatl, el cuarto rey azteca. Este se alió con el heredero legítimo de Texcoco (otra tribu importante de la región), el príncipe Netzahualcoyotl. Luego, estos dos soberanos se unieron con la ciudad de Tlacopán. De ese modo se creó la triple alianza de Tenochtitlán, Texcoco y Tlacopán. Pronto, el papel militar pasó a los aztecas, mientras que Texcoco, bajo el prudente gobierno del rey-poeta Netzahualcoyotl, se transformó en una metrópoli de las artes, la literatura y del derecho. La triple alianza se convirtió, de hecho, en el imperio azteca.
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